Icíar Bollaín nos ha acostumbrado siempre a un cine muy cercano, de pequeña escala y presupuesto, pero de calidad, léase ‘Flores de otro mundo’ ó ‘Te doy mis ojos’. En esta ocasión se atreve con un proyecto de mayor envergadura, y el resultado es altamente satisfactorio.
La directora, con guión del que es su pareja sentimental Paul Laberty, habitual guionista de Ken Loach, desplazó a todo el equipo a Bolivia para rodar esta emocionante historia llena de ideales, lucha y mucho cine.
La acción nos lleva a la ciudad boliviana de Cochabamba, donde Sebastián y Costa (Gael García Bernal y Luis Tosar) están a punto de producir y dirigir respectivamente una película sobre la conquista de Cristóbal Colón. Para ello cuentan con actores y técnicos españoles, pero la magnitud del proyecto es tal que precisa de gran cantidad de extras, y estos, interpretados por la población indígena local, harán el trabajo a cambio de muy poco, como ya hicieran hace más de quinientos años. Sin embargo, en el siglo XXI, esta comunidad todavía sigue sufriendo abusos de poder, y se ven obligados a continuar luchando para llegar a satisfacer sus necesidades más básicas, lo que les llevará a una batalla social de grandes dimensiones, inspirada en la Guerra del Agua que se viviera en la zona el año 2000. El millonario rodaje se verá salpicado de lleno por los acontecimientos y pronto saldrán a relucir las prioridades de cada uno y los diferentes puntos de vista sobre la situación.
Gael García Bernal y Luis Tosar realizan unas excelentes y convincentes interpretaciones, pero no son los únicos, todo el reparto está a la altura del genial guión. Así, cabe destacar a un fenomenal y entrañable Karra Elejalde, sin dejar de nombrar a Raúl Arevalo, Carlos Santos o el debutante y sorprendente Carlos Aduviri. El trabajo de dirección sitúa a Bollaín en un referente del actual cine español, y tanto la fotografía como la música hacen de éste un film imprescindible.
‘También la lluvia’, a la que sólo se le puede reprochar, a mi entender, algunos momentos finales algo benévolos, mantiene un gran interés durante todo su atractivo metraje, y a su vez, dispara constantemente hacia el espectador cuestiones sobre lo ocurrido en ‘las Indias’ y como hoy, en aquel lugar, sigue habiendo mucho por resolver y devolver.